El empresario Caleb Cameron creía haber
descubierto los planes de Maggie Holland de arruinarlo seduciéndolo para que
apartara su mente de sus millonarios negocios.
La realidad era que Maggie estaba siendo
manipulada por su cruel padrastro. Ella se había enamorado de Caleb… pero él le
había dicho que no quería volver a verla.
Ahora que su padrastro había muerto,
dejando arruinadas a Maggie y a su madre, Caleb era el único propietario de
todos sus bienes. Como paso final de su venganza, iba a hacerle una proposición
a Maggie que no podría rechazar: si no quería perder su hermosa casa familiar…
¡tendría que ser su amante mientras él estuviera en Dublín!